sábado, 18 de febrero de 2012

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA


PALABRA DEL DÍA

Mc 1,12-15

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: “se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”.

REFLEXIÓN

Marcos condensa en dos versículos las tentaciones de Jesús, que están explicadas con mucho más detalle en Mateo y en Lucas. Aquí Jesús pasa “cuarenta días” en el desierto, de manera semejante a Moisés, o Elías.

Jesús  nos ha hablado con un mensaje claro que quiere despertarnos: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio”. Lo dice después de ser tentado y consciente de que nosotros también estamos tentados a realizar nuestros planes y no los de Dios.

¿Por qué es más fácil obrar el mal que obrar según Dios? La tentación nos engaña haciéndonos creer que obrar por nuestra cuenta es mejor y que no hay que complicarse tanto la vida con Dios y ayudando a los demás; suficiente trabajo tenemos con nosotros mismos.

Y realmente nos hemos despistado y a veces hemos llegado a creer que sin Dios también podemos ser auténticos. Además, sabemos de gente que no cree y que nos dicen que son muy buenos. Pues, seguro que los hay. Y es que ser buena persona no es sólo patrimonio de los cristianos, sino que hay muchas semillas del Espíritu en otras personas. Más, ¿Qué sería de nosotros si no tuviésemos fe? ¿Qué sería de nosotros sin la Eucaristía? ¿Qué sería de nosotros si olvidamos que Dios nos ha amado y salvado?.

ENTRA  Y ORA EN TU INTERIOR
                Jesús nos da un toque de atención para que miremos la realidad con los ojos de Dios y sepamos descubrir dónde está el Reino. Mirada positiva y esperanzada, llena de fe, esperanza y amor.
                Dónde está Dios, dónde está el Reino de Dios:
·         En tu corazón, en tu interior. Estamos bautizados, somos templo de Dios, tenemos el Espíritu Santo.
·         En los Sacramentos: en la Eucaristía, la Reconciliación, en estos momentos cuando Dios se nos muestra con más claridad.
·         En la Palabra de Dios.
·         En la Iglesia, una sola Iglesia que es santa, y al mismo tiempo necesitada de conversión. En nuestra comunidad, en nuestra Hermandad, en nuestra parroquia.
·         En la oración que hacemos solos en la intimidad, y cuando nos encontramos en grupo.
·         En aquellas situaciones que dan testimonio de nuestra fe.
·         En los momentos de servicio generoso y gratuito. Cuando ayudamos a un pobre, cuando visitamos y acompañamos a un enfermo o a un preso, cuando escuchamos a alguien, cuando enseñamos y aconsejamos, cuando, en definitiva, vivimos las obras de misericordia.
·         Siempre que amamos de verdad. Amar significa tocar, una frente ya ajada de años, una mano, que sufre una enfermedad terminal.
·         En las personas, especialmente en aquellas menos amadas y valoradas, en aquellas que les falta lo necesario  para vivir con dignidad, y en aquellas que teniéndolo todo no tienen nada en su interior.
                 Y la lista puede continuar. Dios es Dios y no lo podemos contentar ni limitar. Busquémoslo, miremos la vida e intentemos ver dónde se encuentra Dios para unirnos a Él.

Tomás García Torres

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