martes, 21 de febrero de 2012

ESTE ES MI MENSAJE DE CUARESMA PARA TI, SI LO ACEPTAS


LA CUARESMA, UNA LLAMADA AL CAMBIO
¿A QUÉ CAMBIO? ¡TÚ SABRÁS!...
¡VIDA! ¡VIDA! CAMBIO AL DIOS DE LA VIDA
AL QUE ES “CAMINO, VERDAD Y VIDA”
Dentro de unas horas comenzamos la cuaresma, y la  comenzamos con una llamada al cambio: “Se ha cumplido el plazo…convertíos y creed en el evangelio” (Mc 1,15)

Un día, Jesús, camino de Cesarea de Felipe, le pregunta a sus discípulos: “Quién dice la gente que soy yo…”  La verdad es, que no es fácil contestar a la pregunta. Con los labios decimos muchas cosas que luego negamos con nuestra vida. Decimos que es nuestro Maestro, ¿pero estamos aprendiendo a vivir de él y de sus enseñanzas? Le llamamos Señor, ¿pero no vivimos sirviendo a otros señores como el dinero, el poder, el bienestar o el sexo? Lo confesamos como Liberador y redentor, ¿pero no seguimos encadenados a ataduras que nos impiden vivir al servicio del reino de Dios? Admitimos que Él es el camino que debemos seguir, la verdad que debemos creer, y la vida que debemos vivir, ¿pero no preferimos andar por nuestras propias veredas?.

Los apóstoles no entendían a Jesús. Éste les estaba diciendo que su vida iba a terminar como terminan los últimos de este mundo (juzgados, condenados y ejecutados como malditos) y ellos se ponen a discutir sobre quién es el más importante. Él último de este mundo” En cambio, sus apóstoles pensaban al revés y aspiraban justamente a lo contrario: a ser los primeros. Lo mismo sucede en nuestros días: discutimos sobre quién tiene razón, quién es más católico, quién es más fiel al Papa… Jesús nos volverá a decir: “El que quiera ser el primero deberá ser el último de todos y servir a todos”.

Al final, hermanas, hermanos, no hemos entendido nada. Por eso el Señor te regala este tiempo de gracia y de salvación. Pablo describe la salvación como gracia, como don gratuito que hemos de acoger, y nos invita: “os pedimos que os reconciliéis con Dios”.

Una llamada al cambio: “Se ha cumplido el plazo…convertíos y creed en el evangelio”, (Mt 1,15)

Cierto, se ha cumplido el plazo, se cumplió cuando un tal Jesús de Nazaret, un dudoso profeta y un más dudoso mesías, irrumpió en la historia anunciando algo nuevo, algo distinto: “Mirad, se ha cumplido el plazo”  (….algo nuevo alborea, ya está brotando, ¿no lo notáis? (Is 43,18)

Eso algo nuevo que alboreaba era un plan de salvación para ti y para mí, para el hombre, para todo aquel que estaba atado a la esclavitud de la enfermedad, del pecado, de la muerte. Algo nuevo empieza a brotar. “Los ciegos ve, los sordos oyen, los leprosos quedan limpios, los muertos resucitan y dichosos los que no se escandalizan de mí”  Esto le contesta el “dudoso profeta” a los enviados de Juan cuando van a preguntarle: “Eres tú el que ha de venir, o tenemos que seguir esperando”.

Me temo que vivimos en una Iglesia que sigue esperando, no tenemos una Iglesia que haya tomado, como su Maestro, una opción preferencial por los pobres de este mundo. El Santo Padre Benedicto XVI en el último Dicasterio donde se nombraron a los nuevos cardenales, (con todos mis respetos, un cargo obsoleto, inservible, cuando tenemos (EL SÍNODO DE LOS OBISPOS, LOS OBISPOS, AL MENOS SON SUCESORES DE LOS APÓSTOLES, ¿LOS CARDENALES DE QUIÉN?)  Obvió los documentos que han salido en los medios con luchas de poder internas, pero les pidió a los nuevos Cardenales “austeridad de vida”.

Esas palabras, evidencian, que alguna lucha de poder hay.

Al final, volvemos al principio, no hemos entendido nada: “Por el camino iban discutiendo quien era el más importante” (Mc. 9,30ss)

El más importante, hermanas y hermanos es el que se convierte en siervo, como su Maestro, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.

El más importante es el que antepone el interés de los demás, a su propio interés, el que como dice Pablo, considera a los otros como superiores a él mismo.

Jesús nos da un toque de atención para que miremos la realidad con los ojos de Dios y sepamos descubrir dónde está el Reino. Mirada positiva y esperanzada, llena de fe, esperanza y amor.

                Dónde está Dios, dónde está el Reino de Dios:

·         En tu corazón, en tu interior. Estamos bautizados, somos templo de Dios, tenemos el Espíritu Santo.

·         En los Sacramentos: en la Eucaristía, la Reconciliación, en estos momentos cuando Dios se nos muestra con más claridad.

·         En la Palabra de Dios.

·         En la Iglesia, una sola Iglesia que es santa, y al mismo tiempo necesitada de conversión. En nuestra comunidad, en nuestra Hermandad, en nuestra parroquia.

·         En la oración que hacemos solos en la intimidad, y cuando nos encontramos en grupo.

·         En aquellas situaciones que dan testimonio de nuestra fe.

·         En los momentos de servicio generoso y gratuito. Cuando ayudamos a un pobre, cuando visitamos y acompañamos a un enfermo o a un preso, cuando escuchamos a alguien, cuando enseñamos y aconsejamos, cuando, en definitiva, vivimos las obras de misericordia.

·         Siempre que amamos de verdad. Amar significa tocar, una frente ya ajada de años, una mano, que sufre una enfermedad terminal.

·         En las personas, especialmente en aquellas menos amadas y valoradas, en aquellas que les falta lo necesario  para vivir con dignidad, y en aquellas que teniéndolo todo no tienen nada en su interior.

                 Y la lista puede continuar. Dios es Dios y no lo podemos contentar ni limitar. Busquémoslo, miremos la vida e intentemos ver dónde se encuentra Dios para unirnos a Él.

                Este es el tiempo favorable, este es el tiempo de la salvación, para la Iglesia y para ti, para todos. ¿Sabes por qué?. Porque te lleva a la PASCUA, y Pascua significa que la vida ha ganado, no han vencidos las tinieblas ni la muerte, sino la luz y la vida. Por fin, el grano de trigo que se sembró en la tierra el Viernes Santo, ha resucitado en espiga de primavera el Domingo santo de la Pascua.

Tomás García Torres

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